lunes, 18 de octubre de 2010

El establo

Había salido del trabajo más temprano que otras veces y tenía tiempo suficiente como para ir por mi madre al pueblo, como era de esperarse el tráfico de la ciudad me impidió llegar en el tiempo que tenía planeado... cuando me acercaba a la casa de los abuelos empezaba a ponerse el sol, el cielo se tornaba naranja y el aire comenzaba a enfriar, cuando al fin llegué el negro salió a saludarme y me acompañó hasta la cocina donde ya no estaba mi madre pero sí mis abuelos, mi abuela me invitó a cenar algo mientras me decía que mi madre había salido apenas una hora antes...

Me senté en una sillita y mientras esperaba a que me calentara, miré en la esquina el comal donde junto al cual mi abuela se sentaba para hacer tortillas, asi que empecé a recordar cómo era aquello hacía algunos años...

Tengo un vago recuerdo de mi recorriendo la bodeguita atrás de la cocina de humo donde a veces era un tanto dificil poder mirar sin que le ardieran los ojos a uno, en este pasillo que en aquel entonces parecía muy grande y obscuro me hacía imaginar que ahi encontraría algo por más interesante, aunque en realidad siempre tuve miedo de ir mas adentro, a un lado del pasillo se encontraba una guajolota que siempre estaba ahi, empollando sus huevos y que nunca se levantaba, imediatamente al lado se encontraba una piedra que alguien había colocado ahi por alguna razón, no me imaginaba para que habría una enorme piedra de forma rectangular, aunque de hecho me servía para poderme subir y alcanzar la ventana de madera, al abrirla lo que podía ver inmediatamente era una enorme nariz de vaca, esta ventaba daba al establo, tal vez la piedra la habían puesto para que yo pudiera alcanzar la ventana, lo cierto es que me gustaba quedarme ahi y estar un largo rato viendo a las vacas.

Los alrededores de esta edificación de adobe estaban llenas de nopales, tunas rojas, magueyes y un enorme arbol que producía un ruido muy peculiar al paso del aire entre sus ramas, invitaba de hecho a dormir junto a el, no sé cuantos años pudo tener este árbol, pero siempre estuvo ahi desde que puedo recordar, a unos metros se encontraba una de las parcelas de maíz, las cañas eran tan altas que pensaba que si entraba más de lo debido podría perderme al grado que nadie me encontraría hasta que pudieran cosechar, había cosas interesantes ahi adentro, ranas y sapos que se escondían en el lodo asi como los camaleones que se tornaban verdes en tiempo de lluvias... Aunque no todo era explorar, había que trabajar y mucho, levantar el excremento de las vacas, darles de comer, desgranar elotes, acarrear agua desde el pozo que estaba al menos a unos 600 metros de la casa, llevar a los borregos a pastar... aunque pese al trabajo era divertido.

Luego vuelvo a la realidad, el establo de adobe fue demolido, asi como la cocina y la bodega; los magueyes, los nopales e incluso el enorme árbol fué talado para dar a su paso una gran extensión de tierra que no es cultivada pero que en su momento les pareció buena idea hacer.

Al cabo de un rato terminé de cenar y emprendí el regreso a la ciudad, el tiempo pasa y nunca se detiene.

Almoloya

grandpa place