domingo, 27 de marzo de 2011

El Networkers, Parte 2

El resto de la tarde fué similar... cientos de paquetes eran transmitidos, mi buffer empezó a saturarse, los paquetes se tiraban, no llegaban completos, la sincronía se perdió, las tramas eran irreconocibles, el input/output de mi cerebro se bloqueó y al final del día terminé con mas sueño que con el que estaba en la mañana.

Eran las 7pm y yo no había visto el mar, al menos de cerca, el hotel estaba a unas 10 cuadras de la playa mas próxima y ni así nos habíamos podido dar una escapada, asi que dije "¡qué demonios!, ¡vamos!" y así fué, tomamos un taxi que nos llevó al malecón, caminamos y pasabamos de un antro a otro preguntando por diversión y, que fuera accesible para nosotros (recordando que el mensajero ganaba más).

Por fin entramos a un lugar denominado el Disco Beach, que era conocido como uno de los mejores sitios de destrampe, al menos esa fama tenía en el D.F., el ambiente a mi manera de ver era bastante similar a cualquier antro promedio, era mas fama que otra cosa, había muchas niñas extranjeras eso sí, aunque nuestras técnicas de ligue para esas fechas era bastante malas, al poco rato nos salimos a la parte de atrás que daba al mar, pude caminar por la arena, sentir la brisa en la cara y el aroma a mar, aunque, debo admitir que nunca me acabo de gustar el olor de Acapulco, huele mmmh feo.

Noé y David se quedaron en el antro y los demás nos regresamos al hotel como a eso de la 1:00 ~ 1:30am y asi como entramos al cuarto de hotel las cucarachas emprendían su huida a un sitio más seguro. Dormimos o al menos yo no supe mas hasta las 7am hora en que empezaban otra vez las conferencias. La historia aunque con un poco mejor de ánimo se repetiría en las próximas horas.

Al finalizar el día nos comentaron que habría una cena de agradecimiento a los asististentes a la que por supuesto asistimos, creo que nunca, al menos hasta esa fecha había asitido a una reunión donde el derroche de dinero no era problema, de entrada caminamos por un camino que se alejaba del hotel, antorchas a los extremos, edecanes nos colocaban un jarrito en el cuello que posteriormente nos lo llenaron de alguna bebida, (si me preguntan que era no lo sé, pero estaba buena) si la comida en el hotel me había parecido grandiosa, esa noche quedé extasiado de ver la cantidad de platillos que había para degustar, recuerdo que recorría las mesas con mi plato vacío tratando de elegir lo primero que me serviría, al cabo de varios minutos vi una parrilla y cocineros sacando langostas y, sin pensarlo tome una para mi solo, que por cierto se salía de mi plato de lo grande que era, pedí bebidas exóticas, más comida, más bebida, de pronto mi langosta desapareció! aunque fuí por otra.

Pasaron las horas, llegó un tipo a hacer amena la noche, aunque de hecho ya era amena, antorchas para iluminar el lugar, comida por doquier decenas de meseros atendiendo las mesas y yo empezaba a perder la noción del tiempo y de otras cosas... en repetidas ocasiones pregunté quien era el tipo que estaba en el escenario y me respondían: es Gilberto Gless, pero ahora esta imitando a Vicente Fernández, ah ok, creo que ya estaba demasiado mareado para identificar que el tipo estaba haciendo parodias de gente conocida, como sea creo que nunca le puse atención.

Empezamos a platicar con otros tipos que estaban en mesas cercanas, de cualquier tontería, supongo que ya con algunos tragos todos son amigos, por otro lado la gran ausencia de mujeres dejaba un poco mas abierta la libertad de algunos para comportarse como fuera de su casa.

Pasó largo rato hasta que los meseros empezaron a levantar aquel tiradero que dejaron todos los invitados, mis oidos escuchaban que la música se apagó y que la gente comenzaba a retirarse de aquel paradiasiaco lugar. Al día siguiente fuí al mar, al mercado, a comer, pero de hecho fué un día ordinario.

Probablemente no me acuerde de nada de lo que se habló en las conferencias, aunque pensándolo bien hoy en día me sería de poca utilidad, pero es un hecho que nunca se me va a olvidar la cena de agradecimiento a la que por supuesto no pagué un peso por asistir, es como dicen, sabe mejor cuando es gratis y en buffete :) mi mejor y único recuerdo de Acapulco.


Máxima Velocidad

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