martes, 6 de octubre de 2009

Sucedió en el metro

Cuántas ocasiones viajando en el metro, ver gente y más gente, unos entran, otros salen, unos corren, otros duermen, unos leen el periódico, otros gritan las bondades de un producto que venden, mujeres maquillándose... la indiferencia de todos, alguien cae y nadie se preocupa por ayudarle, alguien grita porque le acaban de robar su bolsa y a nadie parece importarle.

La gente esta a la defensiva, se molesta a cualquier provocación, se enfurece y llegan los gritos, las consignas, los aventones. ¿Qué se podría esperar? nuestra realidad nos ha hecho así, desconfiados, agresivos, intolerantes, pero no siempre ocurre así...

Me subí en metro Salto del Agua, había ido a República del Salvador a comprar algo en la extinta plaza de la electrónica, mucha gente, demasiada diría yo y, si a eso le agregamos los ambulantes que andan toreando a la "julia", es dificil avanzar aprisa, la gente me lo impide, a veces creo que la gente es inconciente o lo hace premeditadamente, se pone en frente, no se quita, va lento, en fin, creo que por eso mucha gente llega molesta a su destino.

Como pude llegué a la entrada del metro en Eje Central, de ahi hice transbordo a la línea rosa, la uno de hecho, en los andenes la cosa no cambiaba mucho, gente por todos lados y la misma historia que arriba, la gente no camina en orden, en fin.

Por suerte al entrar al metro una persona se levanto porque bajaba en Balderas y me pude sentar en el asiento aislado, los asientos son de los que vienen de a cuatro viéndose de frente. A la derecha había una mujer guapa que también consiguió sentarse junto a la ventana, yo la podía ver de perfil. Se tardó mucho el metro en Balderas, al parecer un desperfecto en alguno de los trenes que se encontraban mas adelante, la gente se empezaba a desesperar, bueno en realidad la gente se desespera por todo.

No sé cuanto tiempo estuvimos en Balderas, al menos 10 minutos, al fondo del vagón se escuchaba un tipo algo pasado de copas, estaba cantando, aunque en realidad no molestaba, al contrario se echaba uno que otro chiste, un par de personas se levantaron del asiento y se salieron, una señora que iba a un lado de la chava guapa se levantó y le permitió sentarse a un tipo que acababa de entrar al vagón.

Finalmente avanzamos aunque algo lento, el borrachín llegó hasta donde me encontraba yo y empezó a regalar su "pepsilindro" a quien se le ponía enfrente, pero nadie parecía pelarlo, yo mismo le dije que ya tenía uno, jajaja. Pues el borrachito aprovecho un descuido para ganarle un asiento a otro tipo que se disponía a sentarse, asi que el borrachito quedó enfrente de la chava guapa. El borrachito miró a la chava guapa y luego al tipo de a lado y les preguntó: "¿alguno de los dos quiere mi pepsilindro?" los dos respondieron al mismo tiempo con cierta similitud, entonces el borrachín volvió a preguntar: "¿son novios?" a lo que los dos pusieron una cara de ¡? voltearon a verse, sonrieron, y dijeron casi al mismo tiempo, "no! no nos conocemos", el borrachín empezó a decir que se veían bien juntos, les hizo muchas preguntas y al parecer ni a chava ni al chavo les parecía molesto el borrachito, a decir verdad este señor tenía mucha coherencia en sus preguntas, de hecho a mi hasta se me quitó el sueño de ver la forma en como los interrogaba y ellos no hacían nada por ignorarlo.

Ya andábamos en Juanacatlán y ya estaban platicando anenamente, cuando llegamos a Tacubaya el borrachín les dijo que le había dado mucho gusto conocerlos y les pidió de favor que aceptaran su "pepsilindro" los dos extendieron la mano, el vagón casi se vació, y el borrachito se siguió a Observatorio, yo también me bajaba en Tacubaya, pensé que no todo es agresividad en el metro, todavía hay personas pacientes y que pueden tolerar (aún con la desconfianza claro) una plática entre desconocidos, al salir del metro me dirigí a la base de micros que van para Santa Fé, mientras buscaba unas monedas para el pasaje ví otra vez a la chava guapa y al otro chavo caminando juntos, platicando, sonriendo y con el "pepsilindro" vaya quien lo iba a decir, un perfecto desconocido los presentó en el lugar menos pensado y al parecer se cayeron muy bien... una de esas historias que a veces se leen en el periódico y que normalmente yo pensaría que son falsas, pero ahora veo que sí suceden...

1 comentario:

::júbilo::haku:: dijo...

siempre he creido que toda la diferencia entre una respuesta y un rechazo es ver a los ojos...